museo jesuítico la banda

En su interior pueden apreciarse los antecedentes históricos de la casa, la cronología de sus propietarios, así como mobiliario y objetos de valor artístico.Es una vieja casona que perteneció a la familia Frías Silva, ubicada en el lugar llamado por los lugareños La Banda que se remonta a las instalaciones de los jesuitas en el Valle Calchaquí. Fue transformado en un museo que, por la riqueza de su patrimonio y el valor arquitectónico del edificio, es uno de los más destacados del NOA. En la visita guiada por el encargado del museo nos relató que sus paredes de adobe habían sufrido el deterioro natural producido por las lluvias y humedad, y se tuvieron que construir segmentos de hormigón armado para distribuir mejor las cargas sobre muros y otros trabajos de mantenimiento . Uno de los aspectos singulares de esta ardua labor ha sido procurar, mediante mano de obra de la zona, la reconstrucción de vigas mediante la misma técnica de "azuela" que tenían los originales, así como trabajar el adobe y otros materiales propios de la zona. Los trabajos de restauración le devolvieron su forma original, especialmente la Capilla, caracterizandose por la austeridad de lo jesuitas. En la Sacristía se observan un antiguo escritorio y un óleo del siglo XVIII de la Virgen y el Niño, que perteneció a Don Ruiz de Huidobro.El gobernador Silva es recodado en una sala donde se conservan su dormitorio y objetos personales donados por sus familiares. El recorrido desemboca en la celda de penitencia de los jesuitas, que ha sido decorada con una silla de tiento, un cántaro de agua y un crucifijo. Se pasa luego por una sala ornamentada por un mobiliario de jacarandá del siglo XIX y por el señorial comedor, y demás mobiliario histórico que componía el ajuar de la casa. Los techos de paja se encuentran adheridos a postes de madera y a la construcción de adobe con tiras o sinchas de cuero de modo que puedan soportar los embates causados por fuertes vientos en la región. Desde su fachada se puede disfrutar de una vista panorámica espectacular de Tafí del Valle, muy destacable . La entrada al museo es bastante económica.Hacia el costado derecho de la construcción se ubican dos puestos de venta de artesanías,tejidos, miel, productos de caña y dulces típicos de la región . La visita a la capilla es impactante y personalmente plena de misticismo! Me gustó mucho!

Fuimos un día de lluvia... es un lugar histórico que vale la pena visitar. La atención fue buena y la entrada es accesible.

La comida es fresca, casera y riquísima. Los postres deliciosos y el vino patero de la casa, el mas rico que hemos probado!! Una recomendación: ir temprano porque se llena de gente y hay que esperar lugar.

Fuimos un día que nos tocó de lluvia. El guía estuvo bien, pero nos pareció un "cuento aprendido" y no que realmente el guía tuviera una noción completa de todo lo que estaba diciendo. Sin embargo, vale la pena conocer el lugar.

un museo interesante, con visita guiada, conociendo un poco de la historia de Tafi, no queda lejos y se puede ir caminando.