CarlosV848
Al este del departamento de Santa Cruz, Bolivia, ya cerca del límite con Brasil, se extiende una amplia zona llamada Chiquitanía. En ella la Compañía de Jesús, entre 1691 y 1760, fundó 10 misiones jesuíticas que llegaron a albergar a 12.000 indígenas. Seis de ellas fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1990.La evangelización de estas tierras por parte de los jesuitas, tuvo un eje fundamental en la música. Los jesuitas descubrieron que a los indígenas locales, de origen guaraní, les gustaba mucho la música y tenían muchas habilidades en tal sentido por lo que les enseñaron música barroca, la cual tuvo una inmediata aceptación y creó una tradición en el gusto local por esta música, la cual se mantiene intacta hasta nuestros días. Tan es así que desde 1996 y cada dos años, en las ignotas llanuras chiquitanas se realiza el Festival Internacional de Música Renacentista y Barroca Americana, durante el cual se realizan conciertos en todas las misiones. Para tener una idea, en el noveno festival, realizado en 2012, en 11 días se realizaron 119 conciertos interpretados por más de 800 músicos provenientes de 19 países.Cuando los jesuitas son expulsados de América, en 1768, su obra quedó inconclusa y abandonada. Aunque en Argentina, Paraguay y Brasil, el trabajo hecho prácticamente desapareció, en Bolivia, de la mano de los franciscanos que reemplazaron a los jesuitas, la obra se mantuvo y se desarrolló durante generaciones hasta la actualidad. La organización de estas ciudades misionales se inspiró en las ciudades ideales ideadas por los filósofos del siglo XVI. El estilo de las construcciones es una fusión de la arquitectura católica con las tradiciones locales. En la actualidad estas ciudades misionales representan un patrimonio vivo de estos ideales.Las misiones tenían un gran deterioro hacia mediados del siglo XX, por lo que los jesuitas suizos enviaron en 1972 al arquitecto Hans Roth para efectuar la restauración de una misión en un plazo de dos años: se quedó en Bolivia 30 años, construyó nuevas iglesias y restauró la mayoría de las misiones, contando con la mano de obra chiquitana, que fue perfeccionada en talleres de artesanías y oficios que se instalaron en la zona y que aún perduran (yo pude visitar los talleres en Concepción), en donde se enseñan las técnicas del tallado, pintado y laminado en oro, tal como tres siglos atrás los jesuitas enseñaron a los indígenas.Había visto algunas fotos y decidí ir. Recorrer todas las misiones es tarea complicada ya que están dispersas en un área muy grande y sobre caminos de tierra. Por eso acoté mi visita a dos misiones: la de San Javier (a 226 km. de Santa Cruz de la Sierra) y la de Concepción (a 61 km. de la anterior). Hasta allí llega la ruta pavimentada, la cual, cuando fui se encontraba en bastante mal estado pero transitable, así que hasta ahí fui.Antes de llegar a San Javier, se recorre una gran llanura, llamada las Tierras Bajas, que sufrió una impresionante deforestación, siendo actualmente una zona de agricultura intensiva, principalmente de soja, y, en menor grado de ganadería. Resulta curioso recorrer las Tierras Bajas: por sus campos sembrados, molinos de viento, silos y avisos de agroquímicos uno parece estar recorriendo la pampa húmeda argentina, excepto por el detalle que, de vez en cuando entre los sembradíos aparecen palmeras.San Javier, fundado en 1691, fue asiento de la primera misión jesuítica en Chiquitos. Hoy es un pueblito de 16.000 habitantes donde muchas de las construcciones conservan el estilo de las misiones, sobre todo los tallados en madera y las pinturas con guardas. En su plaza principal se destaca una impresionante cruz de madera tallada y una placa en recuerdo de los jesuitas.El templo misional, construido entre 1749 y 1752, tiene un imponente atrio con techo a dos aguas de madera, cubierto por tejas coloniales, el cual es sostenido por monumentales columnas de madera talladas. Las paredes se encuentran cubiertas por bellísimos tallados y pinturas en colores ocres realizadas con tierras naturales. El interior repite el esquema del atrio pero las columnas están decoradas. No pude apreciar el altar pues había sido desmontado ya que el templo, cuando lo visité, se hallaba en refacción. Contiguo a la iglesia existe un gigantesco patio alrededor del cual hay construcciones que albergaban las viviendas de los jesuitas y el colegio. Todas las paredes tienen guardas y pinturas con motivos florales de una exquisitez suprema. En el patio se ubica un campanario realizado totalmente en madera con bellos tallados. Realmente cuesta describir el conjunto misional. Es de una belleza tal que solo se puede apreciar viéndolo. Espero que las fotos puedan dar una pequeña idea de lo que estoy hablando.Contiguo al templo existe un pequeño museo misional en donde se destacan imágenes y objetos religiosos, principalmente tallas en madera.Un lugar absolutamente único, desconocido para muchos y que recomiendo visitar ya que se trata de algo espectacular. Para quien le interese el tema, le sugiero ver la continuación de este comentario con el templo de Concepción, ubicado en Tripadvisor y clasificado como “Bolivia > Santa Cruz Department > Concepcion > Qué hacer en Concepcion > Jesuit Missions of the Chiquitos”.
